ALGO SOBRE MI MADRE (TODO SERIA DEMASIADO) - Inteligente y sutil
Algo sobre mi madre (todo sería demasiado)
de y por Gabriela Acher
Prensa: Connie Iucht
La Casona del Teatro
Viernes y sábados 21 hs – Domingos 19.30 hs
Temporada 2007
Temporada 2007
MUY BUENO
Por fortuna el humor no es un privilegio del género masculino. Para muestra basta con tener presente a la genial, e irremplazable, Nini Marshall. En tiempos en que las actrices estaban prácticamente condenadas a seducir depositadas sobre una chaise longue, junto a un teléfono blanco, ella fue sinónimo de genialidad. No sólo porque escribía sus propios libretos para radio, cine y tv; también los interpretaba con una gracia que era la envidia de muchos capocomicos de su época.
Gabriela Acher, heredera junto a Edda Díaz y Cecilia Rosetto, de esa tradición humorística femenina, se transformó a lo largo de diferentes presentaciones unipersonales, en símbolo de la humorada filosa y reflexiva. Como su admirado Woody Allen, ella logra hacer reír y pensar a la vez.
En su último, y muy recomendable espectáculo, Algo sobre mi madre (todo sería demasiado), abreva en las dificultades de tener una madre judía y de ser a su vez, madre judía de un adolescente.
Aunque las observaciones apuntan a su experiencia personal, son aplicables a toda relación de sobreprotección, sin importar en el fondo de qué religión sean los participantes.
Dueña de una gracia natural y con gran dominio escénico, azota durante poco más de una hora a la platea y arranca sonrisas con frases como: “Mi hijo es perfecto, pero yo lo puedo mejorar” o “No hace falta ser judía para ser una madre judía”, lo que demuestra que su aguda capacidad de observación universaliza experiencias que más de uno a debido padecer a lo largo de su vida.
Allí reside el gran mérito del texto que en un tono amable y coloquial, sin caer en groserías, repasa visicitudes que identifican al espectador y lo enfrentan a la insatisfacción materna.
A pesar de todo y como consuelo, la misma Acher afirma, que de la sobreprotección han salido seres extraordinarios. Vaya como ejemplo la frase que habría dicho la madre de Einstein: “¿Por qué no te peinás un poco y salís con una buena chica?”
Por fortuna el humor no es un privilegio del género masculino. Para muestra basta con tener presente a la genial, e irremplazable, Nini Marshall. En tiempos en que las actrices estaban prácticamente condenadas a seducir depositadas sobre una chaise longue, junto a un teléfono blanco, ella fue sinónimo de genialidad. No sólo porque escribía sus propios libretos para radio, cine y tv; también los interpretaba con una gracia que era la envidia de muchos capocomicos de su época.
Gabriela Acher, heredera junto a Edda Díaz y Cecilia Rosetto, de esa tradición humorística femenina, se transformó a lo largo de diferentes presentaciones unipersonales, en símbolo de la humorada filosa y reflexiva. Como su admirado Woody Allen, ella logra hacer reír y pensar a la vez.
En su último, y muy recomendable espectáculo, Algo sobre mi madre (todo sería demasiado), abreva en las dificultades de tener una madre judía y de ser a su vez, madre judía de un adolescente.
Aunque las observaciones apuntan a su experiencia personal, son aplicables a toda relación de sobreprotección, sin importar en el fondo de qué religión sean los participantes.
Dueña de una gracia natural y con gran dominio escénico, azota durante poco más de una hora a la platea y arranca sonrisas con frases como: “Mi hijo es perfecto, pero yo lo puedo mejorar” o “No hace falta ser judía para ser una madre judía”, lo que demuestra que su aguda capacidad de observación universaliza experiencias que más de uno a debido padecer a lo largo de su vida.
Allí reside el gran mérito del texto que en un tono amable y coloquial, sin caer en groserías, repasa visicitudes que identifican al espectador y lo enfrentan a la insatisfacción materna.
A pesar de todo y como consuelo, la misma Acher afirma, que de la sobreprotección han salido seres extraordinarios. Vaya como ejemplo la frase que habría dicho la madre de Einstein: “¿Por qué no te peinás un poco y salís con una buena chica?”