GRABADO - Cuentas pendientes
TRAPITOS AL SOL. Fabián Vena y Carolina Tejeda en un notable contrapunto actoral,con la acertada dirección de Inés Estevez
“Grabado” de Stephen Belber. Con Fabián Vena, Guillermo Pfening y Carolina Tejeda. Dirección: Inés Estévez. Ciudad Cultural Konex.
(***) Los encuentros de ex-compañeros de colegio -tras años de incomunicación- son una aventura hacia caminos inciertos. Pueden servir tanto para reestablecer vínculos olvidados como para abrir viejas heridas. O, lo que es mucho peor, encender rencores latentes. De modo inevitable, a través de la mirada del otro se confrontan los sueños perdidos de la adolescencia con la perspectiva que brinda la madurez. El siempre temido horizonte de la vida (más allá del éxito personal o los cambios físicos del presente) obliga a continuar sin querer afrontar los vericuetos del pasado.
Esta reflexión es el núcleo del planteo de “Grabado” (“Tape”) la pieza del dramaturgo norteamericano Stephen Belber (1967), a cuyo estreno en el 2000 le siguió una interesante adaptación cinematográfica, firmada por Richard Linklater, con las brillantes actuaciones de Ethaw Hawke, Robert Sean Leonard y Uma Thurman.
La trama reúne en un hotel barato -curiosamente la versión argentina de Fabián Stratas traslada la acción a Rosario- a tres ex alumnos de secundaria, quince años después de la fiesta de fin de curso. Vicente (Vena) sobrevive en un caos existencial cercano al abismo, como “dealer” y bombero voluntario. Juan (Pfening), atildado y moderno cineasta a punto de presentar su primera película, anhela el reconocimiento internacional. Ana (Tejeda), otrora novia de Vicente, se convirtió en asistente de un fiscal judicial. Como es previsible desde el comienzo, el pase de facturas no se hace esperar y el conflicto estalla en toda su virulencia, aunque teñido de comicidad y sarcasmo.
El debut como directora de la popular actriz (ahora retirada) Inés Estévez es más que promisorio: saca el mejor partido posible del texto, equipo creativo y elenco. En el acotado espacio, donde los rubros técnicos están bien equilibrados, dosifica un sinfín de potentes y aceitadas acciones escénicas, que permiten alcanzar el clima necesario para las distintas escenas.
Vena rubrica sus laureles como uno de los mejores actores de su generación, y le otorga desmesura, malicia, humor y hasta cierta ternura a su patético personaje. Tejeda, surgida del circuito independiente, ingresa a esta producción comercial con peso propio y transmite la solapada fortaleza de su decisivo rol. En cambio, Pfening no logra convencer. Con una emisión vocal débil y un inseguro uso del cuerpo, apenas consigue reproducir el aspecto exterior y formal de su atribulada, exigida criatura.
Al margen, es una pena que la Ciudad Cultural Konex no haya solucionado sus problemas acústicos. Los sonidos de la sala vecina –donde se presenta el musical Rent-, se filtran con molesta claridad.
Foto: Gentileza Francisco Cerdan
(***) Los encuentros de ex-compañeros de colegio -tras años de incomunicación- son una aventura hacia caminos inciertos. Pueden servir tanto para reestablecer vínculos olvidados como para abrir viejas heridas. O, lo que es mucho peor, encender rencores latentes. De modo inevitable, a través de la mirada del otro se confrontan los sueños perdidos de la adolescencia con la perspectiva que brinda la madurez. El siempre temido horizonte de la vida (más allá del éxito personal o los cambios físicos del presente) obliga a continuar sin querer afrontar los vericuetos del pasado.
Esta reflexión es el núcleo del planteo de “Grabado” (“Tape”) la pieza del dramaturgo norteamericano Stephen Belber (1967), a cuyo estreno en el 2000 le siguió una interesante adaptación cinematográfica, firmada por Richard Linklater, con las brillantes actuaciones de Ethaw Hawke, Robert Sean Leonard y Uma Thurman.
La trama reúne en un hotel barato -curiosamente la versión argentina de Fabián Stratas traslada la acción a Rosario- a tres ex alumnos de secundaria, quince años después de la fiesta de fin de curso. Vicente (Vena) sobrevive en un caos existencial cercano al abismo, como “dealer” y bombero voluntario. Juan (Pfening), atildado y moderno cineasta a punto de presentar su primera película, anhela el reconocimiento internacional. Ana (Tejeda), otrora novia de Vicente, se convirtió en asistente de un fiscal judicial. Como es previsible desde el comienzo, el pase de facturas no se hace esperar y el conflicto estalla en toda su virulencia, aunque teñido de comicidad y sarcasmo.
El debut como directora de la popular actriz (ahora retirada) Inés Estévez es más que promisorio: saca el mejor partido posible del texto, equipo creativo y elenco. En el acotado espacio, donde los rubros técnicos están bien equilibrados, dosifica un sinfín de potentes y aceitadas acciones escénicas, que permiten alcanzar el clima necesario para las distintas escenas.
Vena rubrica sus laureles como uno de los mejores actores de su generación, y le otorga desmesura, malicia, humor y hasta cierta ternura a su patético personaje. Tejeda, surgida del circuito independiente, ingresa a esta producción comercial con peso propio y transmite la solapada fortaleza de su decisivo rol. En cambio, Pfening no logra convencer. Con una emisión vocal débil y un inseguro uso del cuerpo, apenas consigue reproducir el aspecto exterior y formal de su atribulada, exigida criatura.
Al margen, es una pena que la Ciudad Cultural Konex no haya solucionado sus problemas acústicos. Los sonidos de la sala vecina –donde se presenta el musical Rent-, se filtran con molesta claridad.
Foto: Gentileza Francisco Cerdan
(Publicado en revista NOTICIAS - editorial Perfil - N° 1654 - 6/9/08)