27 de marzo de 2010

DESPERTAR DE PRIMAVERA - El musical que cruza los límites



“Despertar de Primavera” musical de S. Sater y D. Sheik basado en la obra homónima de F. Wedekind. Con F. Dente, F. Otero y elenco. Dirección general: Ariel del Mastro. Teatro Astral, Av. Corrientes 1660.

Calificación: MUY BUENA

(****) Cualquiera sea la disciplina que aborden, el tiempo y la sociedad que les haya tocado en suerte, y la aceptación o el rechazo que puedan surgir de sus propuestas, para evolucionar, los artistas deben asumir riesgos creativos. De otro modo, acomodarse en la seguridad del camino estético recorrido implicaría traicionar la esencia de un creador, que es la de ser capaz, a través del arte, de cruzar los límites establecidos.
La reflexión viene a cuento ante el estreno de este curioso y laureado musical, importado de Broadway. Por un lado, se basa en uno de los dos grandes textos del dramaturgo alemán Frank Wedekind (1864-1918, el otro es “Lulú”, síntesis de “El espíritu de la tierra” y “La caja de Pandora”), que muestra la devastadora experiencia de un grupo de adolescentes en una aldea alemana de fines del siglo XIX, a quienes sus padres y maestros les imponen una opresiva e impiadosa educación que los confunde, maltrata y llena de temores. Por el otro, la responsable del final de su versión porteña es la actriz, directora y productora teatral y televisiva Cris Morena, reconocida –a nivel internacional– por exitosos ciclos de la pantalla chica destinados al público infantil o familiar (“Floricienta”, “Casi ángeles”, etc.).
En 1891, Wedekind se atrevió a fustigar y escandalizar la hipocresía que caracterizaba la sociedad burguesa de entonces, con esta trama que aborda sin tapujos temas como el fin de la inocencia, la rebeldía, el sexo, la masturbación, el suicidio, la violencia doméstica o el aborto. Tamaña osadía significó, entonces, que la obra permaneciera prohibida durante más de una década. En su actual traslado musical, los norteamericanos Sater y Sheik respetaron el dramatismo original y alternaron escenas habladas, situadas en el tiempo histórico de la acción, con canciones y baladas rockeras –a modo de frenético recital contemporáneo, acentuadas por el micrófono en mano–, para expresar aún más la desolación de los personajes.
Si bien el formato es atractivo, con semejante argumento, a Morena no se le debe haber pasado por alto que dejaría afuera a gran parte del público que consume sus programas y shows –de hecho, con buen tino, la visión es restringida a mayores de 14 años–. Lo cual, en los tiempos que corren, y frente a la costosa factura visual que ostenta el espectáculo, es un desafío absolutamente digno de todo elogio.
Los resultados escénicos lucen espléndidos, gracias a un prestigioso equipo creativo, que recrea eficazmente la puesta neoyorquina –la iluminación y las proyecciones son lo más sobresaliente–, y un jovencísimo elenco que derrocha entusiasmo y compromiso. En especial, los protagonistas: Fernando Dente, Florencia Otero, Federico Salles y Mariana Jaccazio, que reafirman sus acreditadas experiencias en el género de forma admirable.

Fotos: Gentileza Anita Tomaselli

(Publicado originalmente en revista Noticias de editorial Perfil el 27/03/10)