19 de febrero de 2009

FROST / NIXON - Valiosa revisión histórica

Foto: UIP

FROST / NIXON (Idem. EEUU,Inglaterra, Francia, 2008)
Intérpretes: Frank Langella, Michael Sheen, Sam Rockwell, Kevin Bacon, Oliver Platt, Rebecca Hall, Toby Jones y elenco.
Dirección: Ron Howard
Distribuidora: UIP - Duración 122 minutos - Apta para todo público.
Calificación: MUY BUENA

Tras el escándalo generado por el caso Watergate, Richard Nixon, el único presidente de los Estados Unidos que renunció a su cargo, pasó tres años en silencio. Su sucesor, Gerald Ford, en una jugada política maestra, lo indultó para siempre y con ello le evitó tener que comparecer en un juicio. En el verano de 1977 el viejo león, retirado, rumiando sus heridas de combate y prácticamente defenestrado por sus adversarios, asesorado por Swifty Lazar (el siempre eficaz Toby Jones), decidió abandonar el ostracismo y conceder una serie de entrevistas exclusivas al animador británico David Frost (Michael Sheen, tan buen actor que puede representar a Tony Blair en “The Queen” o a un hombre lobo en “Underworld”).
Dos propósitos lo seducían; tratar de resucitar su actividad política y la tentadora oferta de un contrato por seiscientos mil dólares, más un veinte por ciento de ganancias en la comercialización de los programas. Por aquellos años, tras un fallido paso por la pantalla americana, Frost trataba de volver a introducirse en las ligas mayores y advirtió que si no aplicaba un golpe de timón a su carrera mediática, jamás dejaría de hacer entrevistas a grupos de rock y cantantes.
No fue fácil conseguir el dinero ni organizar la preproducción. Abandonado a su suerte por las grandes cadenas de televisión, reunió el presupuesto necesario para llevar adelante su plan gracias a amigos adinerados y sponsors de poca monta. Para enfrentar al veterano político recibió el asesoramiento del militante James Reston Jr (Sam Rockwell), autor de libros en los que con virulencia denunciaba los actos del ex mandatario y de Bob Zelnick (Oliver Platt). Nixon contaba con el vehemente Jack Brennan (Kevin Bacon) para negociar y pactar los temas a tratar. En el correcto film de Ron Howard, con justicia nominado a cinco premios Oscar, tanto la preparación de las grabaciones, como el posterior desarrollo de las mismas, es narrado con astucia, como si se tratara de un match deportivo en el que cada lado trata de tomar ventaja sobre el otro.
En las primeras escaramuzas Frost evidencia una notoria desventaja dialéctica sobre su contrincante. Cada vez que trata de asestar un golpe, con referencias a Vietnam o Camboya, el lobo se escabulle y sale airoso en sus respuestas. Todo cambia cuando se sumergen en las aguas profundas de Watergate.
Con amarga convicción, Nixon admite su culpabilidad en uno de los diálogos finales (astutamente manejado por el guionista Peter Morgan, autor de la obra teatral en la que se basa la película) cuando afirma que no sólo defraudó a sus compatriotas, sino que también traicionó sus propios ideales. Estas escenas en las que aparece abatido y sumido en la derrota, son las mejores de Frank Langella y justifican su nominación al Oscar como mejor actor protagónico. No cae en una imitación de la figura pública; se transforma y revive a Nixon con todos sus matices para lograr un resultado camaleónico sorprendente.