24 de abril de 2008

PERSEPOLIS - Pintar la aldea


PERSEPOLIS (Francia – Estados Unidos/2007)
Voces: Chiara Mastroianni, Catherine Deneuve, Danielle Darrieux y Simon Abkarian. Guión: Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, basado en los comics de Satrapi.
Música: Olivier Bernet.
Dirección: Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud.
Distribuidora: Sony Pictures - Duración: 95 minutos - Apta para todo público.
Calificación: EXCELENTE

Los franceses siempre tuvieron ojo detectivesco para descubrir artistas en potencia. Un caso es el diario Liberation, que permitió conocer las viñetas ilustradas y autobiográficas de la escritora y dibujante iraní Marjane Satrapi.
“Persépolis: the history of a Childhood” vio la luz más tarde, en formato de libro y el éxito editorial fue descomunal, a punto tal que trascurrido apenas un año, apareció el segundo volumen llamado “Persépolis 2: the history of a return”.
La trama del film homónimo se alimenta de la obra de Satrapi. Sigue los pasos de una niña de nueve años cuya abuela, desinhibida y temeraria - bajo la majestuosa garganta de la legendaria actriz Danielle Darrieux - será de fundamental importancia a la hora de definir la personalidad de la pequeña.
La familia habita la ciudad de Teherán, durante los años de la caída del Sha, y la narración continúa con el derrotero cotidiano a través de la posterior irrupción de la Revolución Islámica, la guerra contra Irak y el miedo paulatino que logró acrecentar la desilusión del pueblo. A los catorce años, la adolescente es enviada, por precaución, a una escuela en Austria, donde solitaria y sensible, chocará con la gélida libertad occidental.
El realismo estilizado, con toques de expresionismo alemán, en magnífico blanco y negro, y pequeños detalles de color para narrar el presente. Por momentos, gracias a las magníficas condiciones vocales de los actores - Chiara Mastroianni y Catherine Renueve, que interpretan a Marlene y su madre, respectivamente - el espectador se olvida de los dibujos hechos a mano y cree estar disfrutando de la actuación de seres de carne y hueso que padecen los dolores terribles del exilio.
También la música de Oliver Bernet, contribuye a crear las variaciones necesarias entre el mundo real y el onírico creado por la iraní.
Por fortuna la película, a pesar de la descripción incisiva, nunca cae en el panfleto o la compasión, y se da el lujo de incluir pinceladas de humor para contar una historia universal de superación. Con el agregado que, a pesar de la distancia geográfica, halla resonancias en nuestro pasado histórico.