12 de febrero de 2007

José María Muscari

En primera persona:
Años atrás, en el momento de su estreno, vi la película “Los puentes de Madison” de Clint Eastwood en un cine de la Avda. Corrientes, ya desaparecido, donde hoy se encuentra el café-librería-teatro Ghandi.

Me parecieron increíbles esas memorables actuaciones de Meryl Streep y el mismo Eastwood, dando vida a ese amor adulto, joven, fresco, amoroso, y doloroso a la vez. Infidelidad, fidelidad, durabilidad, erotismo y sobre todo sensibilidad entre un fotógrafo famoso y una inmigrante italiana casada y con hijos, que se encuentran y comparten apenas cuatro días, a finales de los sesenta, en un pueblo rural norteamericano. La vi solo, aferrado a mi juventud veinteañera, y llore de amor, de juventud, de proyección. Llore y no podía para, tanto durante como al terminar el film.

Era la última función de un martes, y salí llorando por Avda. Corrientes, como a la una de la madrugada. De tanto llorar, estaba casi mareado, y me senté en los umbrales del Teatro San Martín, para intentar calmarme y poder visualizar, pues al estar en lágrima viva, ya no veía ni el rumbo de mi caminata.

De pronto, en medio de esta situación, un hombre se agacha, me pregunta que me pasa y si puede ayudarme. Intento explicarle lo que me ocurre, pero no puedo, me ahogaba y seguía llorando. Entonces, sorpresiva y sabiamente, el extraño se sienta a mi lado, y me abraza un largo rato...los suficientes para mi tormenta emocional se calme, cuando eso sucede, este hombre me mira a los ojos, me besa en la boca, sin pedir permiso ni explicaciones, y de inmediato sale raudamente, tal como apareció.

Nunca más lo vi.

A veces me pregunto, ¿será él mi verdadero amor y aun no nos volvimos a encontrar?

José María Muscari
Director teatral, dramaturgo, actor y docente de teatro
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