TEATRO PARA PAJAROS - Pentimento de pájaros
Teatro
“Teatro para pájaros” de Daniel Veronese.
“Teatro para pájaros” de Daniel Veronese.
Elenco: Malena Figó - Diego Gentile - Paola Barrientos - Lautaro Delgado - Leonardo Saggese - Laura López Moyano .
Iluminación: Gonzalo Córdova - Diseño de escenografía: Daniel Veronese a partir de diseño escenográfico de Matías Sendón para la obra Sigo mintiendo de Mariana Chaud - Asistente de dirección: Tatiana Sandoval - Prensa: Carolina Alfonso.
Director: Daniel Veronese.
Teatro Del Pueblo. Temporada 2007
MUY BUENO
La antigua pintura al óleo, al correr el tiempo, en ocasiones pasa a ser transparente. Cuando esto sucede, es posible, en algunos cuadros, ver los trazos originales. A esto se llama “pentimento” porque el pintor se “arrepintió”, cambio de idea; entonces aparecerá un barco grande sin mar abierto, el vestido de una mujer dejara ver un árbol, o un paisaje entero será invadido por un rostro. También seria correcto decir que la primitiva concepción, reemplazada por una preferencia posterior, es una manera de ver y luego ver una vez más.
Algo de esto les sucede a los personajes de “Teatro para pájaros”, la ultima creación de Daniel Veronese. Atrapados en un dialogo perpetuo, en que ninguno escucha al otro; teñidos de expectativas y frustraciones, en una situación que podría prolongarse eternamente. Nada es lo que parece; y no hay certeza que lo real sea imaginado, y viceversa. La jaula existencial donde anidan tiene barrotes invisibles en los interiores de si mismos, sólidos e inexpugnables, que tornan imposible imaginar un vuelo más allá de sus estrechos límites.
No conviene revelar el hilo argumental o la anécdota, si cabe esta definición, para lo que se desarrolla en escena, porque seria descifrar parte del misterio y fascinación que ejerce el nuevo texto de este sagaz dramaturgo, cuya pluma delinea, a través de diálogos brillantes e ingeniosos, un juego metateatral aparentemente gracioso, que los involucrados en el mundo de la actuación o ligados al teatro disfrutaran sin retaceos, a pesar de la feroz ironía que lo moldea.
Veronese también reafirmar su ya habitual capacidad para dirigir actores en un marco estético ascético que no apela a ningún artificio. Cuenta a su favor, otra vez, con un sólido elenco, donde todos encarnan con visceralidad sus personajes, pero seria injusto no mencionar los sobresalientes trabajos de Paola Barrientos, como la obsesiva actriz y aspirante a autora, el pragmático productor teatral que encarna Leonardo Saggese, y la insondable oscuridad de la criatura que da vida Lautaro Delgado.
Se augura larga vida en cartel a esta propuesta, el merecido recorrido por festivales nativos y foráneos, y algo mucho más deseable, que invite al espectador, iniciado o no al oficio aludido, a encontrarse con el temido espejo de nuestros propios temores y miserias.
La antigua pintura al óleo, al correr el tiempo, en ocasiones pasa a ser transparente. Cuando esto sucede, es posible, en algunos cuadros, ver los trazos originales. A esto se llama “pentimento” porque el pintor se “arrepintió”, cambio de idea; entonces aparecerá un barco grande sin mar abierto, el vestido de una mujer dejara ver un árbol, o un paisaje entero será invadido por un rostro. También seria correcto decir que la primitiva concepción, reemplazada por una preferencia posterior, es una manera de ver y luego ver una vez más.
Algo de esto les sucede a los personajes de “Teatro para pájaros”, la ultima creación de Daniel Veronese. Atrapados en un dialogo perpetuo, en que ninguno escucha al otro; teñidos de expectativas y frustraciones, en una situación que podría prolongarse eternamente. Nada es lo que parece; y no hay certeza que lo real sea imaginado, y viceversa. La jaula existencial donde anidan tiene barrotes invisibles en los interiores de si mismos, sólidos e inexpugnables, que tornan imposible imaginar un vuelo más allá de sus estrechos límites.
No conviene revelar el hilo argumental o la anécdota, si cabe esta definición, para lo que se desarrolla en escena, porque seria descifrar parte del misterio y fascinación que ejerce el nuevo texto de este sagaz dramaturgo, cuya pluma delinea, a través de diálogos brillantes e ingeniosos, un juego metateatral aparentemente gracioso, que los involucrados en el mundo de la actuación o ligados al teatro disfrutaran sin retaceos, a pesar de la feroz ironía que lo moldea.
Veronese también reafirmar su ya habitual capacidad para dirigir actores en un marco estético ascético que no apela a ningún artificio. Cuenta a su favor, otra vez, con un sólido elenco, donde todos encarnan con visceralidad sus personajes, pero seria injusto no mencionar los sobresalientes trabajos de Paola Barrientos, como la obsesiva actriz y aspirante a autora, el pragmático productor teatral que encarna Leonardo Saggese, y la insondable oscuridad de la criatura que da vida Lautaro Delgado.
Se augura larga vida en cartel a esta propuesta, el merecido recorrido por festivales nativos y foráneos, y algo mucho más deseable, que invite al espectador, iniciado o no al oficio aludido, a encontrarse con el temido espejo de nuestros propios temores y miserias.
