9 de febrero de 2007

Patricia Zangaro

En primera persona:

Amo los accidentes en el teatro, porque son los que ponen en evidencia, de manera brutal y descarnada, su naturaleza misma, su condición ritual: algo nace y muere cada vez, de forma única e irrepetible, entre los actores y el público.

Recuerdo que por el año ’91 hacíamos mi obra "Pascua rea" en el Galpón del Sur, con dirección de Manuel Iedvabni. Sobre el final, su protagonista, el actor Oscar Núñez, que representaba a un Cristo de arrabal, moría en la cruz. Pero una noche la cruz se movió y cayó al suelo, con lo cual “Cristo” quedaba liberado de su tormento, cosa que, por supuesto, cambiaba el final y el sentido de la historia. Se trataba, por cierto, de uno de esos accidentes “sin retorno”. Oscar se incorporó, masculló una maldición hacia el pueblo que no tenía virtud ni para colgarlo con decencia, acomodó la cruz, y se volvió a crucificar, extremando la vocación cristiana de morir por la humanidad aun habiendo tenido la posibilidad de que el amargo cáliz pasara de largo.

Patricia Zangaro
Dramaturga
http://www.autores.org.ar/pzangaro/